La Virtud de la Castidad y su Poder para Aliviar las Almas

Gracias madre

 

Bendigo, Virgen María, tu corazón generoso que es la delicia y  

el descanso de Dios. Corazón lleno de humildad, de pureza y de amor de Dios.

 

Yo, infeliz pecador, me llego a ti con el corazón enfangado y llagado. Madre piadosa, no me desprecies por esto, sino muévete a mayor compasión para ayudarme. No busques en mí, para auxiliarme, ni virtud ni méritos.

 

Estoy perdido y sólo merezco el infierno. Mira sólo, te lo pido, la confianza que pongo en ti y la voluntad resuelta de enmendarme. Mira lo que Jesús ha hecho y padecido por mí.

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