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san Patricio, que para temor espanto de las fieras gentes de Iberia, rogó à Dios abriera una boca del infierno, para que les fuera de freno del pecado.
pues un día un soldado fue con su Obispo, dio saludable penitencia, pero el no la quiso admitir, entonces el Obispo no le absolvió y se fue triste.
Otro día volvió el soldado compungido, y le dijo: Envíame Padre al purgatorio de Patricio. Entonces escribió el Obispo a los monjes que tenia las llaves del purgatorio, para le introdujeran dentro y como los frailes le procuraron apartar de aquel propósito, no pudieron; y ellos le avisaron hiciera muchas veces la señal de la Cruz, y invocara el santísimo nombre de Jesús para su defensa y haciendo oración le metieron, y estuvo ala 24 horas, luego. que entró comenzaron a sentir gran ruido; cuando salió contaba lo que le había acontecido con gran admiración de todos, y decía: entre y vi horribles figuras, y con la señal de la Cruz, las ahuyentaba y llegando donde estaba un horno muy encendido, vi dentro muchos otros ardiendo, cuya vista me dio gran pena, y con la Cruz me libre de ellos.
Después vine å un Campo grande y espacioso, à donde estaban muchos atormentados: unos ahorcados, oros atravesados, otros despedazados, y otros con tantos dolores que no podían gemir de puro dolor y con esta vista fue grandemente afligido. Después fue llevado à un gran campo adonde había grandes lagunas de metal ardiendo, donde eran muchos fuertemente atormentados , y andaban los demonios volando sobre las lagunas, sumiendo a los que salían å respirar, y pedir misericordia y los hundían con unos grandes garfios que transan en las manos.
Vino después a unos campos muy amenos, donde estaba una ciudad muy admirable, y quisiera quedarme allí, pero no lo consintieron, y me hicieron volver por donde había venido.
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