La Virtud de la Castidad y su Poder para Aliviar las Almas

el demonio a el, se subió en sus espaldas,

  


Pero no guarda este decoro los demonios, que una vez el santo Hilarión oraba puestas las manos en el suelo, para humillarse, comparándose a los jumentos y aconteció que se le fue el pensamiento distraído por cosas impertinentes y arremetió el demonio a el, se subió en sus espaldas, y empezó y a decirle que se fuera como bestia y a comer paja, que no valía el para contemplativo y callo el santo y se humillo, y llorando, pedía perdón al Señor y que le diera atención y asi fue consolado por Jesus.


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