Corrige, oh Señor, la gloria tuya; y no hay quien pueda resistir a tu omnipotente voluntad.

En el Tribunal de Dios, y considerando a mi entender, veo al Hijo de Dios sentado en un Trono hermosísimo, junto a su Madre bendita y todos los Ángeles. También veo a innumerables demonios presentando el proceso de mi vida, muy contentos como quienes tienen el pleito claro y la sentencia a su favor. Me presentan ante ese Dios de infinita majestad, que conoce todo lo que he hecho, cuenta cada cabello de mi cabeza, todos mis pensamientos, palabras y obras. Todos los Ángeles y Santos se postran con gran reverencia delante de su Majestad, cantándole: 'Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los Ejércitos; suyo es el poder.'"

"Corrige, oh Señor, la gloria tuya; y no hay quien pueda resistir a tu omnipotente voluntad. Comienza luego a hablar nuestro Señor: escuchan todos con silencio; y dice así: Yo te di el ser, y te conservé en él. Yo te di la memoria, entendimiento y voluntad, y otros muchos dones. Yo, para que no te perdieras, me hice hombre por ti. Por ti lloré, trabajé y padecí hambre y pobreza; y finalmente, por ti, fui azotado, coronado de espinas y puesto en una cruz entre dos ladrones, donde di la vida y la sangre por ti. ¿Qué había de haber hecho yo por ti, que no haya hecho? Yo te aguardé y sufrí tantos años, añadiendo misericordias a misericordias, rogándote con la paz y convocándote con el cielo. Respóndeme, dame cuenta de lo que te he dado: dame cuenta de la sangre que por ti derramé. Veamos cómo has correspondido al amor que te he tenido y a tantos beneficios."

 En esto oigo que los demonios toman la mano y dicen: 'Es nuestro, entregádnoslo, justo Juez'. Abren los libros y relatan todo lo que he hecho, incluso una palabra ociosa: tal día, Señor, en tal parte cometió tal pecado; tal día, en tal rincón cometió tal pecado; y tenía por su Dios a su vientre, su ídolo era su honra. 

Si hacía algo bueno, era solo para complacer a los hombres y parecer bien. ¿Qué hay que dudar, Señor? A los beneficios ha correspondido con injurias; él, Señor, os crucificó con sus pecados; no hizo caso de vuestra inspiración. Llamándolos muchas veces a la puerta de su corazón, él os dio con la puerta en los ojos al verlo y advertirlo, cometió muchos pecados.

Los actos con conocimiento, sabiendo que por ellos perdía el Cielo y se obligaba a ser esclavo nuestro por todos los siglos. Así que, dado que él lo quiso así, que así lo tenga: que reciba su pago y su merecido. El Juez se vuelve hacia mí y me ordena presentar mi descargo. Yo me vuelvo hacia mi Ángel, le pido temblando que lea el relato de mi vida. En ese proceso, el Santo Ángel relata todas mis obras sin dejar un solo acto de caridad que haya hecho. 

Pone delante las obras y actos de penitencia que he realizado, pero los demonios dicen que no las hice de corazón, que todo era mero cumplimiento y que no tenía intención en mis obras. ¡Oh, cuántas obras que a los hombres les parecían buenas, allí parecerán no serlo, sino vanas! Me encuentro detenido, sin encontrar las palabras adecuadas. Veo la infinita obligación a la que no he correspondido, ni siquiera con el poco que podía. Finalmente, el Juez me ordena salir afuera y esperar la sentencia.