La Virtud de la Castidad y su Poder para Aliviar las Almas

en el adulterio, más que al marido ofendes y desprecias a Dios



 Una mujer de un buen labrador fue a la Iglesia, y al entrar en ella entró en él Satanás; y al ver que había mucha gente, comenzó a maltratarlo con acerbas extorsiones: jugaba con su cuerpo a la pelota, lo impulsaba contra el suelo con tal furia que rebotaba hasta el techo de la bóveda. 

Luego lo sacudió contra las paredes con tal vehemencia que, al reventarle las entrañas, quedó allí el cadáver, envuelto en su fea vertida de sangre sucia, y su alma descendió a los infernales calabozos del abismo.

Para que no dudes del castigo ni del rigor, debes saber que esa mujer es y fue antes esposa de Dios que de su marido; así, en el adulterio, más que al marido ofendes y desprecias a Dios.

, desairas ingrataemente a Cristo porque destruyes cuanto es de tu parte el fin del sacramento, del cual él fue el autor; pues el fin de darte en matrimonio mujer propia fue para evitar que acudieses a la ajena, y el fin de este fin era para que no te condenaras; y tú, cuando adulteras, dices con la obra lo siguiente: "Así que Dios hizo mía a esta mujer, a fin de que no fuera yo a otra". Pero eso no le valdrá a Dios, porque a pesar suyo me extenderé hacia la que no es mía; y si el fin de este fin era evitar mi condenación, tampoco Dios saldrá victorioso, porque a pesar del obstáculo que pone, adulteraré y me condenaré. ¡Oh, qué resolución tan heroica! Así que no hay más que proseguir, porque si dejas correr su providencia, su justicia no tardará en alcanzarte, como al que oirás ahora."

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