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En la iglesia de Simeon Treverense, subían todos a la iglesia, y entrando un joven por el cementerio, comenzó a hacerse pesado, de tal manera que cuarenta hombres no le podían mover. Uno le dijo que confesara sus pecados, y él se confesó; luego quedó libre.
A un hombre le quemaron la casa y por sacar un dinero, Entró en en la mitad del fuego, en un aposento que estaba ardiendo donde tenía su dinero, y viéndose perdido, llamó de corazón a Santa Bárbara que le ayudara y no muriera sin confesión. Repentinamente le apareció la santa y dijo que no moriría sin sacramentos. Así, medio quemado y abrasado, salió y lo llevaron sus dos hijos a casa, y en el camino se le cayo mucha de su carne quemada , de manera que todos le venían a ver con gran admiración, y él predicaba los favores que la Santa Virgen le había hecho.
Así, otro día confesó y recibió los Sacramentos, muriendo con gran consuelo de todos. Por mérito e intercesión de Santa Bárbara, alcanzó maravillosamente la confesión que pidió, así como recibir los demás Sacramentos y disponer sus cosas. Otros muchos ejemplos acerca de la confesión y las mercedes que Dios hace a los que confiesan sus pecados,.
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