La Virtud de la Castidad y su Poder para Aliviar las Almas

"Quien calla sus tentaciones empolla los huevos del demonio




Con gran sabiduría y con fe, ordenó Dios la confesión, para descubrir las llagas secretas de la conciencia: si las enfermedades secretas no se manifiestan al médico, no las sanará la medicina; y si en secreto nos engañan los demonios, ¿quién nos desengañará? Si no descubrimos lo que pasa, si te mordiere en secreto la serpiente (dice el Sabio) ¿quién te sanará si no vas al médico a decirle tu dolor?

Son los padres del desierto quienes nos enseñan que descubrir las tentaciones que los demonios nos ponen es tan necesario que aquellos a quienes San Juan calla suelen ser ordinariamente vencidos.

 Climaco y San Juan Clímaco dijeron: "Quien calla sus tentaciones empolla los huevos del demonio y saca basiliscos, pero quien las descubre revienta el veneno y saca la ponzoña, y queda sano". "Declara tus iniquidades para que seas justificado", dijo el sabio, y en otro lugar dijo: "No te avergüences de confesar tus pecados". Y en otro lugar dijo: "Cuéntalo si tienes algo para ser justificado". Porque para que nuestros pecados sean perdonados es necesaria la confesión. El sabio dijo: "El que encubre sus pecados no prosperará, pero el que los confiesa y los abandona alcanzará misericordia". Y San Juan dijo: "Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos perdonará y nos limpiará de toda iniquidad". San Agustín dijo: "Quien no quiera que sus pecados sean manifestados ante todo el mundo, vaya al sacerdote que está en lugar de Dios y confiéselos, porque en...".

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