La Virtud de la Castidad y su Poder para Aliviar las Almas

sobrellevemos con paciencia las tribulaciones. Ave María.



¡Oh Virgen humildísima! Vos, que al poner a Jesús en manos del santo anciano Simeón, colmasteis su espíritu de celestial suavidad; entregad nuestro corazón a Dios, para que lo llene de todo su Santo Espíritu. Ave María, etc.

¡Oh Virgen Vos, que redimiendo según la ley a vuestro Hijo Jesús, cooperasteis a la salvación del mundo; redimid nuestro pobre corazón de la esclavitud del pecado, para que esté siempre puro delante de Dios. Ave María.

 ¡Oh Virgen clementísima! Vos, que al escuchar de boca de Simeón la profecía de vuestros dolores, os resignasteis al momento a las disposiciones de Dios; haced que nosotros también, resignados siempre a las disposiciones de Dios, sobrellevemos con paciencia las tribulaciones. Ave María.

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