Un rio,de fuego vio un viejo Anacoreta

 

Un rio,de fuego vio un viejo Anacoreta (según dice Sofronio, Patriarca de Jerusalén), en el cual vio estar penando a un monje discípulo suyo por las negligencias cometidas en la regular disciplina de su religión.

Este Esdras, muy amigo de Dios, dice en el capítulo séptimo de su libro cuarto, que le apareció un Ángel, y le mostró una ciudad muy rica, bellísima, bien torreada.

"Bien murada, abundantísima y abastecida de todo bien, la cual estaba asentada en una campaña fertilísima. Pero mirando por dónde había de entrar para gozar de ella, vio que tenía una sola fendilla muy estrecha, hecha a manera de puente: y tan estrecha, que solo podía pasar un hombre poniendo un pie delante del otro. Y a los dos lados tenía un valle hondísimo, a una parte había un grandísimo fuego, y a la otra parte un gran y caudaloso río de agua. 

 por aquel estrecho camino, que al tal no le pedirá Dios alcance; la, o pecho; pues no le debe. Y así pasará ligero, y seguro. Pero al que llegare con carga de obligaciones de satisfacción, ese dará  Su. con la carga en medio del fuego, y agua, para con el vino ser purificado, y con la otra ser lavado. E porque este verso claramente a nuestro propósito,  Dicho es aquel que al tiempo de pasar aquella estrecha senda, va descargado, y sin peso alguno. 

 Esta paja, heno, y zarandajas consume el fuego del Purgatorio, las cuales son reliquias atrapadas de pecados cometidos, y perdonados en cuanto a la culpa: quedando el oro, plata, y piedras preciosas, que son las obras de los justos, edificadas sobre el fundamento Cristo, sin lesión, sin pena, y sin molestia, porque son obras dignas de premio esencial de gloria. 

En la declaración que hace Origen sobre la homilía quince sobre los Números, hallaremos como en el viejo testamento hubo un símbolo del Purgatorio. Y que allí se habían de lavar con fuego, y es la figura esta. Trajeron los Israelitas delante de Moisés los despojos que habían tomado de los Madiánitas. Y mandóles Moisés, que todo lo que sufriese fuego, que lo pasasen por él: y lo que no, que lo lavasen con agua. Dice pues Origen: Este es el orden del Purgatorio, para con los que salen de este mundo, cuyas imperfecciones, y faltas de satisfacción se exponen con el agua, y limpia con el fuego que allí está. 

 como las benditas almas ven exponer y lavar cada día tantas, y que después de limpias se van al cielo, tienen ellas también la misma esperanza cierta de que acabándose de limpiar irán a gozar de Dios, como aquellas. Y así están certísimas de su salvación. El venerable Beda levanta un agudo.

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