La Virtud de la Castidad y su Poder para Aliviar las Almas

vio el Alma de aquel Religioso, que volaba al Cielo

 


 Reverendo Padre Maestro Ibon,de los Conventos de la Tierra Santa. celebrando un día Misa, al tomar en sus manos la Soberana Hostia, hizo esta oración por un religioso súbdito suyo, que estaba en el Purgatorio:

Dulcísimo Jesús, si un turco infiel tuviese a un cautivo en cadenas, y yo le diera un precio que correspondiera al inestimable que tengo en mis manos, y ahora ofrezco por mi hermano, es cierto que luego me le entregaría libre, pues dándote yo a ti mismo, que eres fuente de toda misericordia y el don más precioso de los cielos y de la tierra, ¿cómo me le podrás negar?"

no te desvíes de corazón sobre manera compasivo, dame pues el Alma de mi Hermano, que está cautiva en la mazmorra del Purgatorio. ¡Oh fuerza de este Sacrificio! Apenas acabó su oración, cuando vio el Alma de aquel Religioso, que volaba al Cielo, rodeada de luces, y con un ropaje más blanco que los campos de la nieve. 

 bendición de la Misa, y como dije que hay unas de Réquiem, y otras de algunos Santos,  Titulares de las Iglesias, o de tu mayor devoción, que en honor suyo se celebran, cuando llegues a la bendición de alguna de estas, que en nombre del Señor la arrojas a todos los presentes, házla también a las Almas por quienes celebras, y verás que con este sufragio saldrán gozosas de aquellas penas, a la Patria de los vivientes. 

Prueba esta devoción un suceso de un Religioso Cisterciense, que diciendo in vita un día Misa, antes de llegar a la bendición final, vio cómo muchas Almas concurrieron a ella, y oyó algunas voces que llamaban a otras que serían de los Ángeles. ¿O acaso lo viste con la vista corporal, con qué afecto rogarías por ellas?"

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