- Obtener vínculo
- X
- Correo electrónico
- Otras apps
- Obtener vínculo
- X
- Correo electrónico
- Otras apps
"En el siglo cuarto, en el décimo año de la Ley de Gracia, sucedió la trágica vida de San Conrado Placentino, insigne santo canonizado de la Venerable Orden Tercera de Nuestro Señor Padre San Francisco."
"En su temprana juventud, se entregó con entusiasmo a la deliciosa diversión de la caza. Para expulsar algunas fieras que se habían refugiado y escondido en los zarzales, ordenó que se les prendiera fuego; sin embargo, al propagarse el incendio más allá de lo deseado por el joven noble, llevado por el viento, el fuego devoró vorazmente las tierras vecinas, causando un grave daño. Conrado se adentró en la ciudad de incógnito, y cuando la justicia salió en busca del incendiario, atraparon a un pobre hombre desvalido, quien, sometido a tormento, confesó el delito que no había cometido. Llevaban al inocente ahorcado cuando Conrado, impulsado por una fuerza superior, salió al encuentro, confesando ser él el culpable y no el hombre inocente, lo liberó y se ofreció a pagar todos los daños causados por el incendio. Para ello, vendió todas sus posesiones, su esposa ingresó a un convento, y él partió en peregrinación por el mundo para expiar sus pecados. Adoptó el sagrado hábito de la Venerable Orden Tercera de nuestro Seráfico Padre San Francisco, que tiene como título específico.
"Con este Santo hábito pasó a Roma, para visitar sus muchos y grandes Santuarios.
De Roma pasó a Sicilia, donde sirvió fervoroso algunos años en el Hospital de San Martín y de allí se fue a la Soledad, en la cual estuvo constante cuarenta años afligiendo su cuerpo con ayunos, vigilias y durísimas penitencias.
Dormía en la tierra desnuda, y se alimentaba unas veces con solo pan y agua, y otras con las hierbas silvestres que crecían en el Desierto donde vivía muy contento. Fue dotado por Dios con el Don de Profecía y esclarecido en milagros.
En los últimos años de su santa vida, y en los inmediatos a su preciosa muerte, fue celebrado con evidentes y patentes grandes Prodigios, los cuales, comprobados con Autoridad Apostólica, el Pontífice Máximo León Décimo incluyó en el Catálogo de los Santos.En el mismo Siglo fue admirable en todo."
- Obtener vínculo
- X
- Correo electrónico
- Otras apps
Comentarios
Publicar un comentario