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El Cardenal Baronio, relata que un personaje de grandísima virtud, se encontraba en un gran combate en la hora de su agonía; vio el Cielo abrirse y descender alrededor de ochocientos mil combatientes, todos cubiertos de armas blancas, que le dieron valor, asegurándole que habían venido para ayudarle a superar este mal paso, y como luchar por él. Y, como infinitamente consolado y con lágrimas en los ojos, les preguntó que, por favor, le dijeran quiénes eran. "Somos, dijeron ellos, almas que por tu medio hemos sido salvadas y protegidas del Infierno; para devolverte el favor, te llevaremos ahora mismo directamente al Paraíso." Dicho esto, murió. ¿Podría haber empleado mejor su virtud y su caridad que en eso?
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