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las doncellas tienen un resplandor que parece del cielo en sus rostros, ojos,modo de andar, hablar y la voz,todo lo que hacen, ponen como admiración, cómo piedras preciosas, hermosísimas que los ojos limpios les demuestran no sé qué.
Sin embargo, cuando vemos con ojos carnales, que aquí en la tierra estos ojos están emponzoñados del pecado de Adán.
aunque nos quiten la culpa en el santo Bautismo, nos queda aquella inclinación de la sensualidad; muy rarísimos son los corazones del todo mortificados: uno en cien mil es el que tiene especial inclinación de Dios para mirar bien.
Así la divina escritura en muchos lugares enseña, y la buena filosofía lo persuade, que no miremos a las doncellas. En el Eclesiástico dice estas palabras: "No mires a la doncella que corre peligro de que te escandalices viendo su hermosura".
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