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El principal problema psicológico que se presenta en una persona que busca un psicoterapeuta, es que son personas ciegas; no se dan cuenta de lo que está pasando con su vida, no se dan cuenta de que tienen la solución frente a sus narices. Es decir, necesitan ver porque están ciegos, no se dan cuenta.
Hay mucha gente que dice: "Es que yo tengo problemas muy severos con mi esposo (o esposa), y ayúdeme". Van con el psicólogo para que les dé asesoría a los matrimonios y demás. "Ayúdenos". Pero es que no te das cuenta, necesitas darte cuenta primeramente. Es decir, salir de la ceguera y darte cuenta de quién eres y cómo estás viviendo.
Hay papás que dicen: "Es que ya no sé qué hacer con mis hijos; son unos inútiles, violentos, agresivos, no quieren trabajar, no quieren estudiar. Ahí los tenemos en casa y demás, y la verdad ya no sé qué hacer". Es que date cuenta que estás mendigando. Estás como mendigo, mendigando el afecto de tu hijo flojo y mediocre que no quiere hacer nada. Estás como un mendigo. ¿Por qué? Porque no te das cuenta.
Cuando uno aborda en terapia a un paciente, una parte fundamental para que una persona pueda alinearse, reconfigurarse o que pueda ordenarse en esos desórdenes anímicos que trae, un paso fundamental es que se dé cuenta, que el paciente se dé cuenta. Te das cuenta que estás pidiendo limosna afectiva.
Hay mujeres, por ejemplo, que las dejó el novio o el esposo, y están mendigando el afecto; viven como mendigas pidiendo el afecto y el amor (entre comillas) al esposo. "No puedo vivir sin él". Es que estás mendigando el afecto, vives de una manera miserable, y así se aplica en cualquier cosa que estamos viviendo. Yo no sé qué estés viviendo actualmente, hermano, pero esto puede reflejar mucho tu situación.
Y si tú piensas que te vas a equilibrar buscando al psicólogo o al psiquiatra, no lo vas a lograr, hermano, no, porque el único que te puede resolver el problema de mendiguez que tú traes, cualquiera que este sea, porque una situación anímica, fíjate bien lo que te voy a decir, lo que los psicólogos llaman problemas emocionales o psicológicos, nosotros decimos que se trata de desórdenes anímicos. Es decir, de tu alma, desórdenes en tu ánima, en tu alma, desórdenes anímicos.
Y un desorden anímico, hermanos, es una miseria. O sea, tú estás proyectando una miseria, no porque seas miserable, porque Dios no te hizo miserable. Dios te hizo grande y te dio un alma para que tengas aspiraciones a la eternidad, para que te des cuenta de lo grande que eres, de lo importante que eres y de lo valioso que eres. Pero si tú no eres valioso ni siquiera para ti mismo, vas a vivir mendigando el afecto y el cariño. Vives mendigando, date cuenta.
Cuando el Señor te dice: "¿Qué quieres que haga por ti?", debes decirle: "Señor, que vea". Eso es lo que le tendrías que decir al Señor, porque él es el único psicólogo, hermano. Lo hemos dicho: el psicólogo que te va a ubicar y a sanar es Jesucristo. Él es el psiquiatra que te sana y el Espíritu Santo es el psicólogo que te orienta.
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