"El Gigante del Juicio y las Tinieblas del Norte"

y el varón, por tener paz, muchas veces pierda de su derecho y autoridad



A nadie después de Dios ha de amar ni estimar más la mujer que a su marido; ni el marido más que a su mujer. Y así, en todas las cosas que no contradicen a la piedad cristiana, se procuren agradar el uno al otro. La mujer condescienda con su marido y siga su parecer; y el varón, por tener paz, muchas veces pierda de su derecho y autoridad.

 Sobre todo, pensad cómo habéis de dar cuenta a Dios de vuestra vida, de la de vuestros hijos, y de toda la familia. Tened, el uno y el otro, gran cuidado de enseñar a los de vuestra casa el santo temor de Dios. Sed vosotros santos, pues es santo nuestro Dios y Señor, y después de esta vida mortal, os dé la eterna felicidad el que con el Padre y con el Espíritu Santo vive y reina en los siglos de los siglos. Amén.

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