un monje se fue al desierto, y llevó a un niño que tenía, y se crió con los monjes, sin haber tenido noticia de mujeres. siendo ya adolecent, comenzaron los demonios a tentarle de noche, poniéndole figuras de mujeres y vestidos hermosos.
como él no havia visto mujeres, decía a su padre cómo de noche veía unas cosas hermosas. Y el padre le decía: No tomes en cuenta los sueños, que son vanidad.
así pasó algunos días. Después, siendo ya de 14 años, lo llevó el padre consigo a Egipto, y pasando por una calle vio unas mujeres de la mala vida y dijo: Padre, padre, aquello es lo que yo veo de noche. Entonces el padre lloró, viendo la malicia de los demonios, cómo pervertian la inocencia del niño, mostrándole de noche tales figuras. Y volviéndose al muchacho le dijo: Anda hijo, que te enseñare la importancia de la invocación a la virgen María en contra de la lujuria
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