Nunca respondas si escuchas que tu nombre es llamado por el río”

los Ángeles le ciñeron con una cinta de cilicio



 San Tomás de Aquino, para apartarle de su propósito de ser fraile, y teniéndole sus hermanos en su casa por fuerza, le metieron una mujer que le provocase a pecar. Y como sintiese el santo la pelea, tomó un tizón encendido y acometió contra la mala mujer para quemarle la cara. 

Y como se fuese huyendo, se puso luego el santo en un rincón a orar al Señor que le guardase, y se durmió y sintió que los Ángeles le ciñeron con una cinta de cilicio. Y desde entonces nunca más sintió tentaciones de carne.

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