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el uso de todos los deleites carnales no es lícito sino en el santo matrimonio, y que fuera de él todos son condenados.
Así, la simple fornicación es condenada por las Escrituras (No fornicarás). Y San Pablo dice: "Los fornicarios no poseerán el Reino de Dios", porque la razón natural dicta que, siendo el hombre la mejor criatura de todo este mundo visible, no es razonable tener un principio desordenado.
Así, la misma razón natural dicta que debe nacer de padres que estén atados con vínculo matrimonial, con el cual estén obligados en las repúblicas a criar, sustentar y enseñar a los hijos por largos y prolijos tiempos. Lo cual, sin el tal vínculo matrimonial, no se puede bien hacer. Por lo cual, cierto es que son ciegos e injuriosos a la naturaleza humana los que, no mirando más que a su desordenada concupiscencia, dicen: "Si el hombre y la mujer son libres, ¿qué necesidad hay de casarse?"
Y así dijo el santo Tobías a su hijo: "Fuera de tu mujer no conozcas a otra". Y así vemos que, aun entre los animales, cuando no basta la madre para la sustentación de los hijos, andan juntos ella y el padre, como los pajaritos, que mientras uno va a buscar de comer, queda el otro en el nido.
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