La Boda de los Ángeles caídos

Más conviene huir que acometer en este vicio.

 


El pecado también del vicio, y la tristeza que trae consigo, aflige la conciencia después de haber pecado. Cuando se quita la pasión, suele ser motivo para evitarlo, y así dijo Demóstenes viendo a Layda ramera: "¿Cuánto?", ella respondió que le había de dar mil reales. Respondió él: "No compro yo tan caro la tristeza que he de tener después", porque hay cosas que no parecen bien sino cuando está presente la afición, y quitada se desprecian.

Pero si todos los remedios tomares y no huyes cuando no hay necesidad de tratar con gentes peligrosas, caerás sin duda ninguna, porque más seguro es estar entre fuegos que no entre mujeres. Como dijeron san Francisco y san Jerónimo: "Más conviene huir que acometer en este vicio. Más seguro es tenerse uno por flaco que no querer parecer fuerte, porque la mujer es ponzoña que mata por todos los sentidos". Pero esta es la flaqueza humana y frágil condición del hombre, que no cree hasta que ha caído.

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