Eres tú el que, cada día, susurras tus oraciones recostado?



Un sacerdote llamado Pedro Damiano, conocido por su fervorosa devoción, se encontraba en su lecho, rezando las horas canónicas, a menudo recostado por su enfermedad. Un día, mientras realizaba un exorcismo a un endemoniado, el demonio, en un susurro sibilante, le dijo:

—"¿Eres tú el que, cada día, susurras tus oraciones recostado? Y ahora, ¿pretendes que te eche de mi casa?"

El sacerdote, valiente, escuchó estas palabras con serenidad. El demonio lo había conocido, había sentido su debilidad, y ahora le mostraba su poder. Horrorizado, Pedro Damiano rezo más sin temor de lo que pudiera ocurrirle. La criatura infernal sabía más de él que él mismo, pero invocando la sangre de cristo el demonio se fue despavorido.

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