Nunca respondas si escuchas que tu nombre es llamado por el río”

Zoroastro y el Pacto Inmundo

 

Según el “Itinerario de Clemente”, Zoroastro, deseando parecer un dios y muy atento a los astros, obtenía “chispas” de las estrellas para maravillar a los ignorantes. Con estas artes, se hizo inmensamente rico, pues muchos acudían a él atraídos por sus supuestos poderes, ofreciendo oro y bienes a cambio de su guía y consejo. Seducido por un demonio que frecuentaba, intentó ascender al cielo en un vehículo de relámpagos como amigo de Dios. Sin embargo, durante la ascensión, un relámpago lo alcanzó a la vista de todos, consumiendo su cuerpo hasta dejarlo calcinado. Al caer los restos, la multitud comprendió que no había fantasía alguna: Zoroastro había hecho un pacto con un espíritu inmundo, y era por ello que había podido convencer y dominar a los demás. Aquellos que tanto lo habían seguido y venerado vieron entonces, horrorizados, la verdad de sus artes y la falsedad de su poder. Tras su muerte, se le llamó Zoroastro, “como estrella viviente”. Vivió durante el reinado del rey Nino y predijo que, aunque sus cenizas fueran conservadas, su reino no desaparecería.

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