El falso Moisés de Creta

El engaño de Margarita Ulmer

 


En el año 1546, Margarita, hija de Johann Ulmer, ciudadano de Esslingen, sufrió dolores de vientre y se hinchó de tal manera que parecía que la hinchazón cubría todo su cuerpo, superando en circunferencia los diez palmos.

Ella afirmaba que alimentaba en su vientre animales de diversas especies. Los presentes aseguraban oír alrededor de su lecho cantos de gallos, cacareos de gallinas, graznidos de gansos, ladridos de perros, balidos de ovejas, gruñidos de cerdos, mugidos de bueyes y relinchos de caballos.

Llegó a expulsar de su costado gusanos y serpientes en número de unos ciento cincuenta, como prueba de su dicho. Muchos médicos y cirujanos, entre ellos Leonhart Fuchs, médico de Tubinga y médico del emperador Carlos V y del rey Fernando, la examinaron sin hallar fraude.

El mal duró casi cuatro años, y los dolores se hicieron insoportables. Finalmente, los magistrados de Esslingen ordenaron abrirle el vientre. Al retirarle los vendajes, descubrieron que todo era un artificio: un vientre falso fabricado con gran destreza, relleno de almohadones y sostenido con arcos que simulaban la redondez natural.

La muchacha fue hallada en perfecto estado, con un cuerpo bien formado y saludable. El vientre falso fue llevado al ayuntamiento como anatema. La madre, sometida a tormento, confesó haber cometido todo esto por instigación de Satanás y por dinero. Fue ejecutada públicamente en la hoguera tras romperle el cuello. La hija, por su parte, fue marcada en las mejillas con hierro candente y condenada a prisión perpetua.

(Lycosthenes, Prodigios).


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