lloró Malaquías hasta que la resucitó y la ungió


 Otro monje dijo: "Todo el Testamento Viejo se aprende de memoria". Respondió el viejo: "Todo ello es viento". Dijo otro: "Yo he trasladado todo el Testamento Viejo". Y respondió: "Tú llenaste los armarios con tus libros, pero ¿qué aprovecha? Que el reino de Dios no está en palabras, sino en virtud, como dijo el Apóstol (1 Cor. 4)".

Llamaron a Severo Presbítero para confesar a un enfermo, y dijo: "Luego voy". Y se detuvo un poco con negligencia, y llegó cuando estaba ya muerto, y lloró hasta que lo resucitó y confesó.

Allí están los libros ociosos, y no hay quien lo haga. Otro monje dijo: "Todo el Testamento Viejo se aprende de memoria". Respondió el viejo: "Todo ello es viento". Dijo otro: "Yo he trasladado todo el Testamento Viejo". Y respondió: "Tú llenaste los armarios con tus libros, pero ¿qué aprovecha? Que el reino de Dios no está en palabras, sino en virtud, como dijo el Apóstol (1 Cor. 4)".

Llamaron a Severo Presbítero para confesar a un enfermo, y dijo: "Luego voy". Y se detuvo un poco con negligencia, y llegó cuando estaba ya muerto, y lloró hasta que lo resucitó y confesó.

San Malaquías Obispo fue llamado para dar la extrema unción a una enferma, y dijo: "Mañana iré". Y murió aquella noche, y lloró Malaquías hasta que la resucitó y la ungió, y se tornó a morir.


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